Según la Real Academia de la Lengua, la palabra tortura se define como: “…grave dolor físico o psicológico inflingido por alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo…”
La definición se queda muy corta para expresar todo el terror que esta terrible práctica genera en el mundo, es uno de los crímenes más atroces que se pueden cometer contra la humanidad, y por lo tanto está prohibida en todos los instrumentos internacionales, pero desafortunadamente aún en estos tiempos sigue sucediendo.
Por todo lo anterior, el 26 de junio ha sido nombrado como Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, según la resolución 52/149 de 1997, con el objetivo de erradicar este crimen.
En este sentido, el Secretario General de la ONU, Ban Ki – moon, se pronunció diciendo:
“…El auge del extremismo violento y el nivel sin precedentes de desplazamientos forzosos que se producen en nuestro planeta exigen una respuesta amplia, y no hay ningún aspecto más urgente que la asistencia a las numerosas víctimas que genera el aumento de la tortura y de las tendencias conexas…”
Es importante recalcar que este es un flagelo que atenta contra la humanidad, y no podemos darle la espalda, ni cerrar los ojos. El conocimiento de esta problemática por parte de la comunidad internacional es de vital importancia, y así en un día como hoy podemos elevar nuestra voz, unirnos y rechazar esta y otras prácticas que tantas víctimas cobran el mundo.